Al final solo se tiene lo que se ha dado, dice Isabel Allende

El Propósito de mi libro es Transformar el Mundo, cuya Misión es revelar a las personas una forma de pensar, actuar y sentir, con serenidad y funcionalidad, para que descubran su auténtica naturaleza y potencien los acontecimientos de sus vidas cotidiana.

Todo lo que das, te lo das,
Todo lo que no das, te lo quitas.
(Alejandro Jodorowsky)

Después de doce años de trabajar en mi emprendimiento, la Fundación Empowerment, que respalda y certifica los programas que nuestra Academia Coaching Psicológico Integral® ofrece a personas, organizaciones públicas y privadas, instituciones educativas y equipos de trabajo diversos ámbitos, finalmente, en el día de San Valentín, el día del amor y la amistad, recibí de la Editorial mi libro titulado «La Alegoría de la Verdad».

El propósito de este libro es presentar una línea de pensamiento que he denominado Realismo Básico, no por ser obvio lo básico sino por ser primordial en su esencia, que tal, como lo menciona Tony Robbins, se basa en el dar —como contribución— y no solo en el obtener.

De hecho, cuando finalizaba una Summit que ofrece todos los años Younity, la Institución nos regaló un video de Robbins, hecho especialmente para finalizar todo el aprendizaje sucedido en el evento. Recibí un video de diez minutos, hablando de una epifanía que tuvo por allá a los diecinueve años. Ese día Tony terminó entendiendo su propósito y anotó en su diario «La vida es dar».

Este libro representa un logro significativo y un testimonio de mi trayectoria en el mundo del coaching y la contribución a través de la Corriente Coaching Psicológico Integral®. Estoy emocionado de compartir esta perspectiva en mi obra y espero que pueda inspirar a otros a abrazar la filosofía del dar y trascender en sus propios caminos hacia el crecimiento y la realización personal.

Gracias a todos los que han sido parte de este viaje y han hecho posible que este sueño se haga realidad. ¡Espero que el mensaje de “La Alegoría de la Verdad” resuene en los corazones de aquellos que lo lean y que juntos podamos seguir haciendo del mundo un lugar mejor a través del poder transformador del dar!

Después de muchos años de dedicación a la exploración y la escritura de mi ensayo, y tras estudiar e investigar a un sinnúmero de autores, filósofos, psicólogos, científicos, profesionales y líderes, he llegado a una poderosa conclusión: la mayoría de las grandes personalidades de la humanidad, aquellas que han impactado positivamente a tantas personas, se han centrado en el acto de dar en lugar de buscar obtener, conquistar o quitar.

Además, a lo largo de mi trayectoria, aprendí de la ley de causa y efecto, planteada por Newton, que el dar y el recibir están intrínsecamente conectados y funcionan de manera integrada y holística. Comprendí que ambos actos son complementarios y se retroalimentan mutuamente.

En estos muchos años de trabajo y dedicación que ahora deseo poner al servicio de la vida, he alcanzado una síntesis profunda sobre el significado del acto de dar. En mi visión, el dar no excluye a nadie, sino que se convierte en un camino inclusivo y transformador que trasciende fronteras y acerca a las personas a un propósito común.

Estoy convencido de que el poder del dar puede cambiar vidas y fortalecer los lazos humanos. Es por eso que deseo compartir esta sabiduría con el mundo y contribuir a una sociedad más compasiva y solidaria.

En mi libro, he dedicado un apartado especial titulado “La Teoría del Dar: Una conducta humana funcional”. Mi objetivo al presentar esta teoría es promover un cambio cognitivo-conductual que permita a las personas explorar todas las posibilidades que existen dentro de nosotros y así alcanzar la mejor versión de sí mismas. Mi enfoque no pretende ser una mera autoayuda, ni tampoco tiene tintes románticos, ideológicos, políticos o económicos. Es, ante todo, un enfoque esencialmente psicológico, que destaca el inmenso poder que reside en nuestra mente y nos invita a experimentar la transformación personal de primera mano.

Creo firmemente que adoptar una mentalidad basada en el dar puede generar un cambio significativo en nuestras vidas. El acto de dar no solo beneficia a los demás, sino que también tiene un impacto poderoso en nuestro propio bienestar y crecimiento personal. Al enfocarnos en contribuir al bienestar de los demás, abrimos una puerta a nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo personal, que nos lleva a descubrir el potencial inexplorado que vive en nuestro interior.

En este apartado, presento la Teoría del Dar como una herramienta práctica y accesible para que cada individuo pueda experimentar el poder de la generosidad y la compasión. No se trata de teorías abstractas o conceptos inalcanzables, sino de un enfoque psicológico con fundamentos sólidos que puede transformar nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

No puede haber parcialidades en un orden específico si es que el sistema debe cumplir un propósito. Y ese propósito está en tus manos. Lo puedes dar. Y si lo das lo recibirás. Si no la estás pasando bien es porque estás yendo por el lado disfuncional del sentido que tiene la vida, como si estuvieras manejando en una calle, a contramano, viniendo todos los autos de frente.

No necesitas cuestionar quién eres para hacerlo bien. Si haces lo correcto, descubrirás tu verdadera identidad y el propósito que estás destinado a cumplir. Comprender que tu vida tiene un significado más allá de tu contexto y creencias, y trascender el “determinismo” que nos han inculcado durante tanto tiempo, te llevará de ser un mero clon a ser un ser auténtico, un ser viviente, sintiente y único. Tú habitas en un planeta único con un propósito unificado.

Así que, en tus manos está la capacidad de alinearte con el propósito y fluir con la armonía del sistema que te rodea. Al hacerlo, descubrirás una conexión profunda con la esencia de la vida y con el propósito que da sentido a tu existencia. Abraza tu unicidad y reconoce el poder que tienes para contribuir al bienestar de otros y aportar tu singularidad al mundo que te rodea. En este camino de autodescubrimiento y servicio, encontrarás una plenitud y significado que trasciende las limitaciones impuestas por las circunstancias y creencias externas.

Recuerda que el acto de dar no solo beneficia a los demás, sino que también te enriquece a ti mismo. Al dar con sinceridad y amor, abrirás un canal para recibir abundancia y satisfacción en tu propia vida. Eres un ser único y valioso en este universo, y tu propósito es una contribución única y esencial para el gran propósito unificado de la vida en la Tierra. Acepta y abraza esta verdad, y estarás en el camino hacia una vida más significativa y plena.

Quienes me proporcionaron el fundamento epistemológico para desarrollar “La Teoría del Dar” fueron los psicólogos Watzlawick, Bavelas y Jackson, conocidos por ser los autores de la influyente “Teoría de la comunicación humana”. Esta teoría fue impulsada en 1969 por el Mental Research Institute de Palo Alto, con aportes de otras grandes mentes, como el antropólogo Gregory Bateson o el creador de la cibernética Norbert Wiener.

La “Teoría de la comunicación humana” establece que la comunicación es un elemento esencial en el comportamiento y en la vida de todos los individuos, así como en la construcción de su orden social. Los psicólogos observaron ciertas reglas que se manifestaban de manera axiomática en todas las personas, sin importar el idioma o el estrato social al que pertenecieran. La primera regla destacada es que no existe la no comunicación o el no comportamiento. Incluso cuando alguien se encuentra apartado de un grupo o en un rincón, sin tener la intención de comunicar nada, su mera presencia ya es una forma de comunicación o comportamiento, y su mensaje ejerce una influencia.

En “La Teoría del Dar”, aplico una idea similar: el dar es un acto inherente a nuestra naturaleza y no se puede evitar. Siempre estamos dando, incluso cuando creemos que no estamos ofreciendo nada o cuando intentamos no dar nada. El dar es un comportamiento en sí mismo, un potencial constante que no es en absoluto neutro y que siempre conlleva un resultado.

De manera similar a la comunicación, el dar tiene un efecto significativo en nuestras relaciones y en la dinámica social. Al reconocer que estamos continuamente dando, podemos ser más conscientes de nuestras acciones y su impacto en los demás. El dar, en este sentido, se convierte en una herramienta poderosa para construir conexiones significativas, generar confianza y enriquecer nuestras interacciones con los demás.

Al comprender la interconexión entre la comunicación y el dar, podemos aprovechar este conocimiento para mejorar nuestras relaciones y promover una cultura de generosidad y empatía. Es un enfoque que nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones y palabras pueden influir en los demás, y cómo podemos aprovechar el poder del dar para construir una sociedad más unida y compasiva.

En este acto de dar o no dar, donde se entrelazan los famosos mecanismos psicológicos de defensa, la negación y la proyección juegan un papel crucial. Pero surge la pregunta: ¿qué es lo que debemos dar o negar para que lo que recibamos sea realmente placentero en su sentido más estricto? Placentero, en este contexto, es sinónimo de algo agradable, algo que nos provoca gratitud, y es precisamente esta virtud, la gratitud, la que considero que nuestra especie ha desarrollado menos hasta ahora.

La negación y la proyección son herramientas que utilizamos para protegernos de enfrentar aspectos incómodos de nosotros mismos o de la realidad que nos rodea. A menudo, negamos o proyectamos aquello que no deseamos aceptar o reconocer en nosotros mismos, o transferimos a otros nuestros propios pensamientos y emociones inaceptables.

Para que nuestras interacciones sean verdaderamente gratificantes y placenteras, debemos aprender a dar lo mejor de nosotros mismos, a brindar generosamente nuestra atención, amor y comprensión a los demás, sin negar nuestra vulnerabilidad ni proyectar nuestras inseguridades. Al hacerlo, establecemos conexiones genuinas y significativas con los demás, cultivando un sentido más profundo de gratitud y aprecio tanto hacia nosotros mismos como hacia quienes nos rodean.

  1. Negación: La negación es un mecanismo de defensa psicológico mediante el cual una persona se niega a aceptar o reconocer una realidad, pensamiento o emoción que le resulta amenazante o dolorosa. Es una forma de autoprotección que nos permite evitar enfrentar situaciones incómodas o conflictivas, reduciendo así la ansiedad o el malestar emocional que puedan generar.

Un ejemplo común de negación es cuando una persona recibe una noticia devastadora, como la pérdida de un ser querido, y su mente se niega a aceptar la realidad durante un tiempo. Pueden experimentar una sensación de incredulidad o desapego emocional, como si la noticia no fuera real. Esta negación inicial puede ser una forma de amortiguar el impacto emocional y dar tiempo al individuo para procesar gradualmente la situación.

Sin embargo, la negación también puede ser perjudicial cuando se prolonga en exceso y evita que la persona enfrente y procese adecuadamente sus emociones y circunstancias. En algunos casos, la negación prolongada puede dificultar el afrontamiento y la adaptación a situaciones difíciles, lo que puede llevar a problemas de salud mental y emocional.

  • Proyección: La proyección es otro mecanismo de defensa psicológico en el cual una persona atribuye sus propios pensamientos, sentimientos, deseos o rasgos no deseados a otra persona. En lugar de reconocer y aceptar estos aspectos en sí mismos, proyectan esos sentimientos o atributos en los demás, percibiendo en ellos lo que en realidad pertenece a su propia psique.

Por ejemplo, una persona que experimenta fuertes sentimientos de enojo pero no se siente cómoda aceptándolos puede proyectar ese enojo en otra persona, acusándola de ser agresiva o irritante. En realidad, la agresión está siendo proyectada desde su propio interior hacia el exterior.

La proyección puede surgir como una forma de evitar confrontar aspectos incómodos o desagradables de uno mismo y puede estar relacionada con sentimientos de culpa, inseguridad o miedo. Es una manera de externalizar los conflictos internos, lo que puede dar lugar a malentendidos y conflictos en las relaciones interpersonales.

Es importante destacar que tanto la negación como la proyección son mecanismos inconscientes y automáticos que surgen como una forma de autopreservación psicológica. Sin embargo, reconocer estos patrones en nosotros mismos puede ser el primer paso para abordarlos y, en última instancia, para desarrollar una mayor autoconciencia y una relación más sana con nosotros mismos y con los demás. La terapia y el autoanálisis pueden ser herramientas útiles para abordar estos mecanismos y promover un crecimiento personal y emocional.

El consejo de “negar la negación” es una orientación que se da en el ámbito del crecimiento personal y el desarrollo psicológico. Se refiere a la importancia de reconocer y confrontar los mecanismos de negación que utilizamos para evitar enfrentar aspectos incómodos o conflictivos de nuestra vida y de nosotros mismos.

Cuando una persona niega la negación, está dispuesta a reconocer y aceptar la realidad tal como es, incluso si esta realidad es difícil o desafiante. En lugar de evitar o ignorar situaciones incómodas, emociones dolorosas o aspectos de sí mismos que no les gustan, deciden afrontarlos de manera consciente.

El propósito de este consejo es fomentar la autoconciencia y el crecimiento emocional. Al negar la negación, una persona se permite experimentar una mayor autenticidad y una conexión más profunda consigo misma. Reconocer y aceptar la realidad y sus emociones, incluso las que puedan resultar desagradables, es un paso crucial para la sanación emocional y el desarrollo personal.

Negar la negación también implica dejar de proyectar aspectos no deseados de uno mismo en los demás y asumir la responsabilidad de nuestros propios pensamientos y emociones. En lugar de culpar a otros o atribuirles características negativas, nos hacemos responsables de nuestros sentimientos y comportamientos.

Este consejo se relaciona con la idea de vivir en la verdad y en la autenticidad, aceptando todos los aspectos de nuestra experiencia humana, incluso aquellos que puedan ser difíciles o dolorosos. Al confrontar y aceptar nuestras sombras, podemos encontrar una mayor paz interna y una mayor comprensión de nosotros mismos y de los demás.

Para abordar los planteos del párrafo anterior, es fundamental entender el funcionamiento del algoritmo de nuestra cognición y, por ende, nuestra conducta en relación con el acto de dar o negar. En primer lugar, es importante destacar que nuestra conducta es inherentemente digital: sí o no, blanco o negro, embarazada o no. Es como un sistema binario de ceros y unos. Incluso en el acto de negar, también estamos dando de alguna manera. David del Rosario destaca que existen treinta y cinco constantes en el universo que operan en las ecuaciones y permiten aproximaciones y el estudio de numerosos fenómenos. Específicamente, menciona lo siguiente:

Con estas nociones básicas de física estamos suficientemente capacitados para entender cómo puede nacer el carbono en el corazón de las estrellas. El carbono surge del encuentro en el mismo punto del espacio y en el mismo instante de tiempo de tres núcleos de helio. Un núcleo de helio tiene aproximadamente el tamaño de una célula y, por término medio, el núcleo de una estrella normalita mide unas 27.500 veces más que nuestro planeta. Así pues, para que el carbono pueda existir, deben coincidir en el mismo punto de ese vasto espacio y en el mismo instante de tiempo, no uno ni dos, sino tres núcleos de helio. Que esto ocurra resulta menos probable que ganar el Euromillón sin hacer una apuesta. A pesar de todo, ocurre constantemente. Nosotros, tú leyendo y yo escribiendo, somos pruebas vivas de ello. La vida no es fruto de la casualidad. Vivimos en un universo minuciosamente diseñado para la vida. Evidencia de ello son las constantes. En la física y la química decimos que el cosmos es como es gracias a treinta y cinco constantes. Estas constantes son números intocables, siempre tienen el mismo valor, y deambulan por las ecuaciones que nos permiten aproximar el comportamiento de fenómenos que observamos en el universo. Únicamente con variar un solo decimal de alguna de estas constantes, el equilibrio que rige el universo se rompería y, entre otras cosas, dejaría de gestarse carbono en el núcleo de las estrellas. Como consecuencia, la vida tal como la conocemos nunca habría existido. (Del Rosario, 2019).

Si observamos un universo cuidadosamente diseñado para la vida, un orden que nos permite funcionar eficientemente gracias a sus patrones que nos ayudan a adaptarnos y evolucionar, ¿por qué nuestra conducta debería ser errática? ¿Cómo es posible que algo con un propósito y un resultado específico dependa de patrones azarosos y aleatorios?

Todo se origina a partir de la “Teoría del Dar”, como base para una conducta humana funcional, y también de mis experiencias en el evento Younity, donde escuché a inspiradores oradores como Robbins y Nichols. Sus palabras me hablaron directamente y me instaron a compartir mis miedos, desafiándome a destacar y a reconocer nuestros dones, tanto la luz como las sombras.

Lo que deseo compartir es simplemente lo que he vivido, sin pretensiones cliché, sino reveladoras y auténticas. Desde mi libro, he extraído numerosas frases que compartiré contigo al menos un par de veces a la semana. También me he propuesto escribir dos o tres artículos al mes, con justificaciones y argumentos extensos pero necesarios, para proporcionar contexto y profundidad, evitando cualquier reduccionismo.

Abordaré temas de filosofía, psicología, coaching, ciencia, capital humano, equipos empoderados, liderazgo, management y todo lo relacionado con mi profesión, con el propósito de aportar al desarrollo personal, organizacional y educativo. Aspirando siempre a mantener un entorno ordenado, estético y equilibrado en mis propuestas. Si te agrada la idea te invito a que me sigas.

Compartir Nota

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp